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Chile Centro (crónica, 2019), de Marcelo Milman Pilnick
Una crónica al detalle de un viaje a la región centro de Chile.

Adiós

Relato - Por Chelo Mil

Terminé la secundaria en el Poli e intenté irme a estudiar a Buenos Aires. El Traductorado de Inglés de Capital tenía un edificio lindo de ladrillo visto, en un barrio pintoresco, y en su examen de ingreso repetí mucho el término “just” en el texto que había que improvisar por escrito, en lengua anglosajona. Justo. Justo José de Urquiza. En Rosario yo vivía sobre esa calle. Justo. Como cuando pagás con el monto exacto en el quiosco.

Un paquete de veinte cigarrillos Melbourne. Costo: 1.200 pesos. Dinero entregado: 1.500 pesos. Vuelto: 300 pesos. Hasta luego.
Camino el par de cuadras que separan al quiosco de mi casa. Hace frío. Prendo un cigarrillo, después de guardar en el bolsillo los papelitos producidos al abrir el paquete. En realidad voy y vengo con el cuidado del medio ambiente: en mi casa reciclo la basura, pero las colillas las sigo tirando en la calle, en la cuneta, para que al menos se las lleve el barrendero.

Un kilo de bananas, uno de mandarinas y dos tomates. Costo: 3.500 pesos. Dinero entregado: 4.000 pesos. Vuelto: 500 pesos. Hasta luego.
Los tomates en la heladera, abajo, y la fruta en la canasta de mimbre, junto a los cereales. Las bananas están maduras, prefiero tener que sacarles alguna parte en mal estado a que estén verdes, duras y desabridas. Las mandarinas le gustaban a mi abuelo David, y a mí me gustan sin semillas, son fáciles de consumir.

Medio kilo de pan. Costo: 900 pesos. Dinero entregado: 1.000 pesos. Vuelto: 100 pesos. Hasta luego.
Pan y circo. Donde hay hambre no hay pan duro. Pan con pan, comida de tontos. No solo de pan vive el hombre. El pan es un pilar ancestral de nuestra alimentación y quizá por eso aparece en varios refranes. A mí me gusta mojarlo en crema de leche en la merienda; o usarlo como base de sándwiches en el mediodía. Prefiero la miga antes que la corteza. La miga blanca que es como un algodón comestible.

Yerba y galletitas surtidas. Costo: 3.100 pesos. Dinero entregado: 4.000 pesos. Vuelto: 900 pesos. Hasta luego.
- Hola hermoso, ¿cómo andás tanto tiempo? -pronuncian mis labios.
- Hola, bien … ¿Trajiste galletitas?
- Sí, surtidas de chocolate. Preparo el mate …
Saco el mate y la yerba del bolso matero, que es un regalo de un familiar. Mientras vuelco yerba en el mate Fernando me acaricia el pelo y me guiña un ojo, y puedo decir que su ternura es algo de lo mejor que me pasó en estos tiempos. Estamos sobre el pasto en la plaza López, en una ubicación donde tímidos rayos de sol nos brindan su tibieza. Ahora saco el termo con agua caliente y antes de colocar la bombilla en el mate echo un poco de agua sobre la yerba.
- ¿Seguís tomando amargo, no? -le pregunto mientras estiro el brazo y le paso el mate.
- Así es … Hmm, está rico …
- Te extrañé -le confieso.
- Yo también, pero ya sabés cómo son las cosas. Ahora estamos acá, aprovechemos.
Y vino el beso. Sus labios cálidos, su barba, su masculinidad. La comunidad entre dos hombres, reinando, marcando un hito en la cotidianidad. Estoy seguro de pocas cosas, pero tengo la certeza de que esto es amor.

Tres preservativos. Costo: 5.000 pesos. Cambio justo. Adiós.

El hogar es la diferencia

Relato - Por Marcelo Milman Pilnick

Estoy en el aeropuerto de Fisherton, haciendo la cola en la aerolínea. Viajo al exterior, y es la primera vez que lo hago. En verdad nunca salí de Rosario, pero ahora gané un concurso organizado por la Municipalidad, la provincia y Nación, en conjunto, y el premio consiste en ir dos semanas a unas islas paradisíacas en el Pacífico, en Oceanía. Entrego el pasaporte y el empleado lo agarra con amabilidad y una amplia sonrisa; en realidad todos en el aeropuerto son amables. Ya estoy en el avión, en primera. En el despegue siento la inercia que me empuja contra el respaldar y luego de un rato me duermo. Tengo un sueño extraño: un marqués con una máscara veneciana y una remera que dice “El hogar es la diferencia” me da la bienvenida a su país. Me despierto con el aterrizaje, dormí todo el vuelo. Ahora a bajar que empieza el disfrute.
Atravieso la manga, agarro mi equipaje y bajo las escaleras del aeropuerto, cuando veo un hombre que tiene un cartel con mi nombre, y ¡tiene una máscara veneciana!, como en mi sueño. Esta coincidencia me inquieta un poco. En un claro español me dice que me va a llevar a mi hotel. En el trayecto hablamos sobre el clima, que está espléndido, y cuando bajo me desea que tenga las vacaciones de mi vida.
En la vereda pasa un niño en bicicleta, lo veo fugazmente, pero reconozco un parecido a mí cuando era chico. Qué casualidad. Entro al hotel y voy a la recepción. El hombre que atiende tiene mi estatura, pelo castaño como yo y ¡mis rasgos! Bienvenido, me dice, lo estábamos esperando. Me doy vuelta y veo al botones, que también es igual a mí. Creo que me voy a desmayar, pero no. Camino unos pasos y voy al comedor, donde hay varias personas, hombres y mujeres, todos iguales a mí. Empiezo a llorar, pero en mi llanto no hay tristeza, solo incapacidad de comprender.
Señor, me dice el conserje, es comprensible su estado de shock, pero trate de tranquilizarse. Usted es el “Modelo”, y ahora que lo sabe, el mundo entero es suyo.

Francisco y Joaquín

Relato perteneciente al libro "Veinte silencios" - Por Vera Kagzynski

Francisco y Joaquín están en un café. Miran sus teléfonos y se miran de a ratos, casi no hablan. Francisco es viudo y conoció a Joaquín en una aplicación de citas. Tuvo una juventud difícil, se casó joven y tuvo hijos. Ahora está solo, a excepción de los días en los que se encuentra con Joaquín, quien tiene treinta años, es de buen porte, está vestido de manera pulcra, con aretes relucientes, el pelo bien cortado y una camisa de seda roja. Lo que pase a su alrededor parece importarle poco, se concentra en scrollear su Instagram y mirar de a ratos a Francisco mientras sorbe un café. Francisco cree que a muchos adultos jóvenes les falta dirección en la vida, pero está agradecido de haber llegado a un punto en la historia de la humanidad en que puede mirar a otro hombre a los ojos sin miedo.
Joaquín obtiene de Francisco la atención que él es capaz de darle, sabe que su vínculo es transaccional y Francisco también. A ninguno de los dos le importa realmente.

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Francisco and Joaquín are in a café. They look at their phones and look at each other from time to time, they hardly talk. Francisco is a widower. He met Joaquín on a dating app. He had a difficult youth, married young and had children. Now he is alone, except for the days when he meets Joaquín, who is thirty years old, good-looking, neatly dressed, with shiny earrings, well-cut hair, and a red silk shirt. What happens around him doesn’t seem to matter much, he concentrates on scrolling through his Instagram and looking at Francisco from time to time while he sips a coffee. Francisco believes that many young adults lack direction in life, but he is grateful to have reached a point in human history where he can look another man in the eye without fear.
Joaquín gets from Francisco the attention that he is able to give him, he knows that their bond is transactional and so does Francisco. Neither of them really cares.

Presentación: libro La cala negra de la familia

Feria Internacional del Libro de Rosario

Una tarde feliz de verano de 2023 yo navegaba el instagram de des/nudo Editorial en mi laptop, cuando se me ocurrió ver los mensajes directos. Allí pude ver un mensaje que descansaba en el buzón hace casi un año.
"Hola, soy Sebastián Muzzio, poeta y jardinero de la ciudad de Rosario", comenzaba a decir él.
"Te pido disculpas por la demora, pero esta red social recién me muestra tu mensaje", le terminé de responder yo. Llamado a Zuckerberg.
Después de un ida y vuelta de likes pasamos a whatsapp y, con el tiempo, lo invité a participar en desnudoeditorial.com.ar, donde fue publicado el posteo "Lírica y naturaleza, colores en la ramada", que consta de cuatro poemas, cada uno con su respectiva imagen, todas aportadas por él. En esas fotos se pueden ver flores en primer plano, el río en una tarde de verano y a Sebastián mismo apoyado sobre un árbol caído.
Luego vino la edición en digital de "La cala negra de la familia", en ePub y PDF; y un tiempo después el libro en soporte papel (que se puede adquirir esta noche). Hasta ese momento no nos conocíamos personalmente.
Nos encontramos a mediados de agosto de este 2024 en Sambayón, un bar que queda cerca de casa, por Pellegrini. Esa tarde yo falté a la Facultad porque estaba medio engripado y él venía en bicicleta de su residencia en la casa Vanzo-Wernicke. Todo venía bien hasta que apareció el vendedor de repasadores. Sebastián se quedó mirándolo como si lo conociera de otra vida y terminó comprándole uno, a buen precio. Pero mientras esto pasaba a mí me decía comprá, comprá, a ver tenémelos mientras los ordeno, y me tosía cerca de la cara. Fue re violento. Era el segundo vendedor ambulante del encuentro, y hubo tres en total. La mano viene difícil ... 

Soneto: desde la Edad Media hasta Aretino

Grabado N° 3

Por Marcelo Milman Pilnick

De origen en la escuela siciliana de la Italia de la Edad Media, el soneto aparece por primera vez en el año 1220 con la autoría de Giacomo da Lentini, y luego pasa a la Italia continental, donde cuenta con exponentes que pertenecen al movimiento Dolce Stil Novo. En el siglo XIV podemos mencionar la obra La vita nuova, de Dante Alighieri, donde expresa su amor a Beatrice, y el Cancionero, de Francesco Petrarca, obra que se divide en los sonetos de amor a su amada Laura y los sonetos políticos.

Petrarca derramó su influencia por todo el continente europeo, y unx de lxs poetas que re-cogieron el guante fue Pietro Aretino (1492 – 1556). 

Aretino trabajaba para Papas y emperadores y conoció el exilio, pero en 1525 escribe en Italia Los sonetos lujuriosos, 16 sonetos que se pueden categorizar como porno, uno por cada uno de los 16 grabados I Modi, de Marcantonio Raimondi. 

Los sonetos, al igual que los de Petrarca, son de versos endecasílabos, y hacia el final de cada composición aparecen los tres versos del estrambote. Podemos decir que los protagonistas de estos son el acto sexual y la genitalidad, y vale mencionar que por ello el datario apostólico de la época mandó a la cárcel al ilustrador, siendo Aretino quien lo defiende para que recupere su libertad.

Poema N° 3, Sonetos Lujuriosos:

«TU POLLA es lo que quiero, no un tesoro:
ella es quien me puede hacer feliz,
es polla digna de una emperatriz,
gema que vale más que un pozo de oro.

¡Ay, polla mía, ayúdame, que muero,
y mete más calor en la matriz!:
al final polla mínima no vale
si en coño quiere mantener decoro».

«Señora mía, dices la verdad,
que si mínima polla folla coño,
merece lavativa de agua fría:

quien poco tiene, céntrese en el culo;
pero quien, como yo, la tiene fiera,
dedíquese a los coños sin reposo».

«Los coños siempre estamos deseando
tener dentro la polla y, si es posible,
a la vez por delante y por detrás».


- Sonetos lujuriosos, de Pietro Aretino. Madrid: Reino de Cordelia, 2021. Traducción: Luis Alberto de Cuenca y Prado, 2021 y Adrián J. Sáez, 2021.

- Créditos imagen: By Sailko - File:Pietro_aretino_e_anonimo_xilografo_veneziano,_sonetti_sopra_il_xvi_modi,_post_1537-1550_ca._(coll._priv.)_03.jpg, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=129459791