Autor: Chelo Mil
Género: Narrativa
Soporte: digital (ePUB, PDF)
Año: 2017
Descripción: Un lingüista movido por el desamor crea un extraño código que al ser leído produce efectos letales. Por otro lado, un hombre toba, homosexual y analfabeto emerge como héroe.
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Fragmento:
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La academia nunca me preparó para esto. Años de meticulosa formación en el campo de las Letras para que una palabra, un simple vocablo, provoque mi derrumbe. Engaño. Mariana no solo me dejó, sino que se fue con él, con Andrés, mi entrañable amigo.
Cuando me enteré, ambos, juntos, me citaron en el bar de enfrente de la Facultad para darme justificaciones, o algo así. Que algo fuerte había surgido entre ellos, que hay cosas que no se eligen, que el amor irrumpe sin dar explicaciones, que nunca fue su intención hacerme daño, y demás. Podrían haber elegido otro escenario distinto al bar de la Facultad. Tantas veces estuve ahí, primero con compañeros y profesores, luego con alumnos. Cuando iba llegando sentía que me iban a dar la devolución de un examen, por supuesto uno en el que me había ido terrible, un humillante tres, o un uno. Otro lugar, lejos de nuestra cotidianeidad académica. Pero no, fue allí, como si educación sentimental fuera una materia más, compleja, contradictoria, un gran desafío para mí incumplido.
Y ahora mi nombre, Darío Fuentes, carga con un par de significados nuevos: abandono, desolación. Y furia. Sí, estoy enojado, y voy a vengarme, de ellos y de la ciudad cómplice que los acompaña en su primavera. Ya van a ver.
Cuando me enteré, ambos, juntos, me citaron en el bar de enfrente de la Facultad para darme justificaciones, o algo así. Que algo fuerte había surgido entre ellos, que hay cosas que no se eligen, que el amor irrumpe sin dar explicaciones, que nunca fue su intención hacerme daño, y demás. Podrían haber elegido otro escenario distinto al bar de la Facultad. Tantas veces estuve ahí, primero con compañeros y profesores, luego con alumnos. Cuando iba llegando sentía que me iban a dar la devolución de un examen, por supuesto uno en el que me había ido terrible, un humillante tres, o un uno. Otro lugar, lejos de nuestra cotidianeidad académica. Pero no, fue allí, como si educación sentimental fuera una materia más, compleja, contradictoria, un gran desafío para mí incumplido.
Y ahora mi nombre, Darío Fuentes, carga con un par de significados nuevos: abandono, desolación. Y furia. Sí, estoy enojado, y voy a vengarme, de ellos y de la ciudad cómplice que los acompaña en su primavera. Ya van a ver.
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