Lámina LGBT |
Listo. Ya está el almuerzo y ya está la transferencia. Dos huevos revueltos con restos de cebolla y morrón, con condimento para guisos (no hay correspondencia, no es un guiso, pero el sobre aporta un sabor distintivo). Cinco mil pesos, que en los tiempos que corren se van rápido, pero permiten, quizá, llegar al día de cobro.
Sucede que el trabajo de vendedor ambulante tiene sus vaivenes. Libros y láminas. Tres ejemplares de Cerrar los ojos y otros relatos, de mi autoría; y varios tipos de láminas, algunas hechas con lo digital, y otras más artesanales, con motivos abstractos en lápiz sobre un papel de buen gramaje, con una capa de celofán que aporta un color entre amarillo y naranja.
Anoche, en las afueras del festival Faro, en el parque Urquiza, desplegué la manta un rato.
Highlights, o "lo destacado": el chico en bici al que el de Control Urbano le prohibió vender cerveza fría: "Hay que agarrar un fierro y salir a robar, no dejan trabajar", dijo; también la cantidad de asistentes despojándose de las botellas de vidrio, que no estaban permitidas; y la mujer que me dijo que "tengo arte".
No hay comentarios:
Publicar un comentario