Por Chelo Mil
Camino despacio. Un pie a la vez, después aplaudo un buen rato. Lloro, y cada lágrima que cae esgrime su estrategia: crear nuevos mares; a sea of sadness.
Corro, no importa hacia dónde. Importa el atardecer, la noche arriba descalza y en bicicleta, como una niña divertida hasta la locura.
Y recuerdo caminatas de otras épocas, alrededor del parque Urquiza. Y sueño con volver a verlo, a él, cuyo nombre es también el de la ternura.
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